Las charlas dadas por el Dr. Jay Smith del Pfander Center (https://www.pfander.uk) cuestionan el relato tradicional de los orígenes del islam, basándose en el trabajo de académicos e investigadores que han examinado la historia temprana del islam y han llegado a algunas conclusiones sorprendentes que cuestionan la narrativa musulmana oficial.

Según Jay Smith, el islam y el Corán como los conocemos hoy, evolucionaron y cambiaron durante un período de 200 a 300 años después de la muerte de su profeta.
Las mismas fuentes musulmanas nos dicen que el califa Uthmán ibn Affán, el tercer califa después de Mahoma (alrededor de los años 650-653), recopiló versos del Corán del legado histórico existente y seleccionó una versión para uso diario, ordenando que se quemaran todos los manuscritos con variantes. Las diferencias engendradas fueron tan grandes que los musulmanes comenzaron a atacarse entre sí y acusarse mutuamente de incredulidad.

Los primeros manuscritos coránicos comenzaron a aparecer durante el reinado de Abd al Malik y su hijo al Walid durante los años 690 a 750 d.C. Ninguna de estas versiones del Corán era completa. Continuaron cambiándose y corrigiéndose los textos hasta el siglo IX. Fue en ese momento cuando comenzaron a aparecer versiones del Corán tal como las conocemos hoy (aunque incluso estas muestran múltiples variantes entre ellas).
La mayor parte de la información que tenemos acerca de Mahoma data de un período de unos 200 años después de su muerte. Solo se lo menciona por su nombre cuatro veces en el Corán, sin proporcionar información específica acerca de quién era. La información que tenemos sobre su vida proviene de los textos Sira y su biografía ha sido traducida al inglés por A. Guillaume en “La vida de Muhammad”. Los musulmanes atribuyen esta biografía a Ibn Ishaq, quien murió en el año 765 d.C., pero Jay Smith dice que la versión final de este libro fue escrita por Ibn Hisham, quien tomó lo que le gustó del libro precedente y al que agregó material suyo propio. Este fue escrito alrededor del año 833 d.C., es decir, 200 años después de que se supuesta muerte de Mahoma. Claramente, no constituye esta una narración de un testigo ocular.
Existe más información acerca de él en el Hadiz (dichos atribuidos a Mahoma o acerca de él), que datan del siglo IX. Muhammad Ibn Ismail Al-Bujari, quien murió en el año 870 d.C., hizo una colección de alrededor de 600.000 dichos de ese tipo, y luego los rechazó todos menos unos 7.000 de ellos por considerar a los demás falsificaciones. Estos ahora se conservan en el volumen del Hadiz, aunque esta compilación se produjo más de 200 años después de la muerte de Mahoma. Nos preguntamos: ¿cómo sabemos que los dichos que conservó eran auténticos?

Cuando estudiamos el Corán mismo, nos damos cuenta de que muchas cosas no concuerdan con la afirmación de que Alá lo reveló directamente a un hombre llamado Mahoma que vivía en La Meca en Arabia a principios del siglo VII. Por ejemplo, el Corán tiene 65 referencias geográficas, con tan solo nueve lugares nombrados específicamente. Estos incluyen 23 referencias a Ad (la tierra de Uz bíblica, relacionada con Edom en el sur de Jordania), 24 referencias a Zamūd (territorio de los nabateos, también al sur de Jordania y noroeste de Arabia) y 7 referencias a Madián (lado este del Golfo de Aqaba, al norte de Arabia). Todos estos lugares están a unas 600 millas al norte de La Meca.

Si bien los musulmanes creen que La Meca es el centro del islam, solo hay una referencia directa a La Meca en la Sura 48.24. Hay referencias a “Bakkah”, que, se dice, es el sitio de la piedra Kaaba, la piedra negra, que es hoy el objeto de peregrinación de los musulmanes a La Meca. Según los versículos del Corán y el Hadiz, este lugar, Bakkah, está situado entre un valle y un valle paralelo con un arroyo, campos, árboles frutales, olivos y montañas con vistas a la Kaaba. Sin embargo, La Meca no se encuentra en un valle, no tiene arroyos ni ríos, no hay montañas desde las que se la pueda ver y es demasiado árida para que crezcan árboles frutales. Los olivos solo crecen en la región mediterránea a 600 millas al norte de La Meca.

Según la narrativa islámica, La Meca estaba en una ruta comercial y Mahoma era un comerciante que operaba desde allí. Sin embargo, los mapas de la zona del siglo VII no muestran señal alguna de una ciudad llamada La Meca ni de rutas comerciales que pasen por esa zona. Los primeros mapas que muestran La Meca datan de alrededor del año 900 d.C. Más recientemente, se han realizado excavaciones en los cimientos de las grandes torres y edificios de La Meca moderna. Estos no han revelado rastro alguno de una ciudad antigua enterrada en ese lugar y correspondiente a esa época. Resulta interesante comparar esto con la enorme cantidad de evidencia arqueológica encontrada en Jerusalén que corresponde a la narrativa de la Biblia. (interpretaciones alternativas)
Las primeras mezquitas (incluidas la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén) dirigían sus oraciones (la Alquibla) hacia Petra en Jordania, y no hacia La Meca. La descripción de la ciudad con un valle, un valle paralelo, con un arroyo, árboles frutales y olivos corresponde a la ciudad antigua de Petra, y no a la de La Meca. Petra fue un centro de comercio y el santuario de los omeyas que reinaron desde Damasco durante este período. También está cerca de los otros lugares mencionados en el Corán, a saber, Ad, Zamūd y Madián.
La conclusión de Jay Smith es que la mayoría de lo que a los musulmanes se les enseña deben creer acerca de Mahoma proviene de un período posterior a la época en que se supone que él vivió y escribió, en un lugar a cientos de kilómetros de La Meca y Medina. Este fenómeno comenzó con los omeyas que gobernaron desde Damasco y continuó con los abasíes que lucharon contra los omeyas en el año 750, y que afirmaron ser los verdaderos sucesores de Mahoma. Los abasíes gobernaron desde Bagdad. Jay Smith concluye: “El Islam y la vida del profeta tal como la conocemos no proviene del siglo VII, sino que evolucionó durante un período de 200 a 300 años después del cual se redactó en la biografía del profeta y se compiló en el siglo IX”.

Afirma que el santuario original del islam estaba en Petra, la Jordania de hoy, y no en La Meca. El santuario de Petra fue destruido por un terremoto en el año 713 d.C. Debido al conflicto entre los omeyas y los abasíes, la piedra negra se trasladó de Petra a La Meca, donde la Kaaba se convirtió en el santuario y sede central.
Entonces, los musulmanes obtuvieron un Profeta (Mahoma), una revelación (el Corán) y un santuario (La Meca). Necesitaban una historia, creada por los escritos ulteriores, el Sira en 833, el Hadiz en 870 y el Tafsir en 923. En el siglo IX obtuvieron el libro, el hombre, el lugar y la historia. Se formó entonces una nueva religión, que había crecido y evolucionado durante 200 a 300 años después de la muerte de su fundador.
La conclusión de Jay Smith es que a pesar de las afirmaciones de los musulmanes de que su religión fue revelada directamente por Alá a Mahoma en La Meca y en Medina, faltan pruebas de que esto ocurriera así. Mucho de lo que sabemos acerca del islam primitivo está en duda, no se sabe nada de Mahoma hasta finales del siglo VII o de La Meca hasta el siglo VIII, o de su historia hasta el noveno, muchos años después y a cientos de millas de distancia de donde, se supone, ocurrieron estos acontecimientos. Los musulmanes creen en un hombre equivocado, en un lugar erróneo, actuando de forma incorrecta en un momento anacrónico.